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La falsa victoria
Sospecho que nadie ha ayudado más a Pedro Sánchez que Vox a impedir que el Partido Popular obtenga la mayoría absoluta
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Han sido las elecciones generales más estrafalarias, extravagantes y distróficas que se recuerdan, como si las hubiese diseñado un genio diabólico para divertirse y volver locos a los demás. Comenzaron con unas municipales y autonómicas que dieron la victoria rotunda y desahogada a la derecha ... y Alberto Núñez Feijóo. Pero luego hizo lo que la liebre en la fábula: echar una siesta. Mientras su rival, Pedro Sánchez, hizo lo que mejor sabe hacer: sacar fuerzas de flaqueza y golpear sin compasión. Resultado: que aunque Feijóo sacó más votos y escaños, sus posibilidades de formar gobierno son inferiores a las de un Sánchez que mantiene sus alianzas y hace olvidar sus flaquezas. En una semana ha dado a vuelta a la situación. Toda una hazaña.
¿Cuál fue la causa? Ya he apuntado la principal: una estrategia errónea del PP. Los españoles estamos cabreados. Nos han caído encima una crisis económica, una epidemia brutal y unos problemas internos que no disminuyen, sino que aumentan. Lo que significa que no puede andarse con paños calientes. Imagino que el círculo íntimo aconsejó a Núñez Feijóo no moverse para no volver a meter la pata. Pero así no se afrontan los grandes problemas. Lo que Winston Churchill ofreció a los ingleses bajo las bombas de un Hitler dueño de Europa contemplando la costa de Dover en busca de un lugar por donde invadir fue «sangre, sudor y lágrimas». Y sus compatriotas resistieron, terminando ser ellos quienes desembarcaron en Normandía. Los grandes retos requieren grandes respuestas, no meterse en el búnker. En el búnker puede uno morir enterrado.
La situación en estos momentos es que hemos vuelto a la línea de salida, con el PP retrasado más por su pusilanimidad que por la audacia del PSOE. Pero eso se arregla fácilmente: demostrando que sabe decir no a todo lo que dañe a España. Incluida la extrema derecha. Hay españoles que no creen en el cambio climático, ni en la violencia machista y que rechazan la Unión Europea, cuando ese cambio ya está en marcha, siguen muriendo mujeres a manos de sus parejas y, sigo pensando, como dijo Ortega en la sociedad bilbaína El Sitio en 1905, que España es el problema y Europa, la solución. Con esa gente no puede formarse gobierno y hay que decírselo en voz alta. Sospecho incluso que nadie ha ayudado más a Pedro Sánchez que Vox a impedir que el Partido Popular obtenga la mayoría absoluta. La única buena noticia es que Sánchez lo tiene más difícil. Para seguir en el palacio de La Moncloa, el Falcon y Bruselas tiene que contentar a los golpistas catalanes, tiene que indultar al que entonces estaba a su frente y tiene que mantener los privilegios que no tenemos el resto de españoles. Y eso no creo que lo consiga ese flautista de Hamelin llamado Pedro Sánchez. Aunque lo intentará, seguro. Y visto lo visto, no hay que descartarlo.
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